“La caída del Tirano Perón en Argentina es la mejor reparación al orgullo del Imperio y tiene para mí tanta importancia como la victoria de la Segunda Guerra Mundial, y las fuerzas del Imperio Inglés no le darán tregua, cuartel ni descanso en vida, ni tampoco después de muerto”
Winston Churchill, Discurso en la Cámara de los Comunes, 1955
“Por regla general, las palabras del poder no expresan sus actos, sino que los disfrazan, y eso no tiene nada de nuevo. Hace más de un siglo, en la gloriosa batalla Omdurmán, en Sudán, donde Winston Churchill fue cronista y soldado, 48 británicos ofrendaron sus vidas. Además murieron 27.000 salvajes. La Corona Británica llevaba adelante su expansión colonial y la justificaba diciendo: 'Estamos civilizando África a través del comercio'. No decía: 'Estamos comercializando África a través de la civilización'. Y nadie preguntaba a los africanos que opinaban del asunto.”
Eduardo Galeano “El discurso del poder. Las paradojas de la máquina”
Aclaración Importante:El siguiente texto contiene una imperfección de origen por estar confeccionado en base a especulaciones producto de observaciones realizadas en datos obtenidos de medios periodísticos y carentes de fuentes absolutamente confiables, proporcionadas en muchas oportunidades, por estudios científicos y elementos probatorios de datos precisos.
A las cosas:
Hecha la aclaración pertinente, las dos citas que encabezan este texto son suficientemente demostrativas de la capacidad de los Imperios por tomar lo necesario a sus intereses y provocar las estrategias necesarias a los mismos sin importarle si los mismos son reales, ficticios, inventados o provocados para conseguir los objetivos, que a mediano y/o largo plazo permitan la consecución de sus objetivos para su supervivencia o reemplazo en las diferentes etapas de la evolución de su desarrollo o decadencia.
Los acontecimientos de la primera semana de Marzo del 2008, referida al operativo militar que significó la incursión del ejército de Colombia en territorio de Ecuador, contiene una serie de elementos que pueden ser considerados para un análisis de las hipótesis que permitirían entender los objetivos que se buscaron al proceder en la provocación de estos hechos.
En este contexto, ¿Porqué no sostener que el resultado de la Cumbre del Grupo Río en cuanto a los acontecimientos de la incursión de Colombia en territorio Ecuatoriano, significó una segunda gran derrota del Imperio?
La primera gran derrota, fue manifiesta en la Cumbre de las Américas en Mar del Plata en Noviembre del año 2005 y la segunda, es la que motiva estos párrafos.
La descripción de los innumerables factores en el contexto que rodea la situación, haría que estas especulaciones, excedieran las posibilidades de un texto que pretende presentar un escenario posible. No se pretende establecer un escenario inmutable, como si de un texto científico se tratara, entendiendo a este mismo como una apretada síntesis de relación de elementos que podrían servir para tratar de comprender el fenómeno político que se desarrolla actualmente en la región, más específicamente, el continente americano, del cual el Imperio más poderoso de la historia de la humanidad forma parte.
Para comenzar, hay tres hipótesis que podrían ser formuladas y que solo en tiempos futuros serán pasibles de verificación: El Imperio norteamericano se encuentra en decadencia; la próxima guerra se desarrollará (según el vaticinio de Hegel en 1838) en el continente americano; y, finalmente, el capitalismo se reformula y busca su nueva localización geográfica del recambio, que se produce en la misma etapa histórica (probablemente por medio de una guerra) en que se verifica el declive del imperio de ese período.
Los acontecimientos de la primera semana de Marzo del año 2008, se inscriben dentro de la lógica de estas tres hipótesis.
De los innumerables factores, solo conocidos por expertos en cada materia, que se suman a las informaciones periodísticas y estudios desarrollados (como reza “La decadencia del poder estadounidense” de Immanuel Wallerstein), habría que esperar que la caída del imperio norteamericano se produzca en los próximos años.
En lo hasta ahora escrito (son muy recientes los hechos y poco conocidos los entretelones con mayor detalle), no ha habido unanimidad sobre el resultado parcial de la conclusión del conflicto en la reunión de mandatarios del Grupo Río que, si bien no comienza con el ataque de las Fuerzas Armadas Colombianas a territorio de Ecuador (donde es abatido el segundo Jefe de las FARC), es el proceso de crisis más serio en la región con gobiernos democráticos y marcadamente “populistas” (en la perspectiva de este análisis: populares) desde los conflictos fronterizos protagonizados por gobiernos títeres de los intereses de la predominancia neoliberal, cuyos límites de comienzo y final podrían estar marcados por los acontecimientos del año 2001 en la República Argentina.
Es de destacar que las actuaciones de los presidentes de Ecuador y Venezuela, han protagonizado acciones calificables como poco más que heroicas, dado que, según los datos proporcionados por los medios de comunicación que cubrieron los acontecimientos, desde el punto de vista militar, nada podían hacer estos países contra el segundo ejército más poderoso del hemisferio. La celeridad en la respuesta por parte de estos dos mandatarios, que nada tenían de beligerancia en sus actitudes, sino más bien, entender la necesidad de resolver el conflicto de manera política, hace que ambos mandatarios hayan asumido el riesgo y la vanguardia con un doble peligro: no encontrar en la región el eco suficiente a sus reclamos, y el de quedar expuestos por falta de firmeza y aislamiento; frente a esta última debilidad, la situación conduciría a un deterioro político cuyo resultado repercutiría finalmente en un debilitamiento de su frente interno.
Lejos de ser una bravuconada, desde este punto de vista, la respuesta inmediata dada por el presidente Chávez al enviar tropas a la frontera con Colombia, fue de no tolerar y a través de cualquier medio, enfrentar la imposición de la doctrina de la guerra preventiva (llamada también de “unilateralidad”) de ser necesario de manera testimonial y definitiva. En párrafos siguientes, se verá que esta idea tiene su asidero en el sabotaje del que es víctima permanente el proceso que encabeza en su país y la región, el actual presidente de Venezuela.
A nadie es indiferente que la llamada “Doctrina de la Guerra Preventiva”, puesta en práctica por los EEUU a partir del ataque a World Trade Center en septiembre del año 2001 que postula la incursión militar preventiva de cualquier ataque por la sola sospecha de poder realizarse neutralizándolo con la intervención anticipada, necesita de cualquier excusa que justifique esa intervención, transformándola en un guerra contra “los enemigos” de la democracia, personificados en la vaga categorización de “terroristas”. En concordancia con esto, nada mejor para justificar una intervención militar que una guerra en cualquier lugar que necesite ser realizada para combatir y exterminar a los terroristas que se encuentren en ella, sin que importe significativamente quienes son “los terroristas”, y cuales sean las causales de la aparición y existencia o inexistencia de los mismos.
Al haber resultado (la cumbre del grupo de río) con un desenmascaramiento de las intenciones del representante en la región (el gobierno Colombiano) de los intereses y prácticas del Imperio (hay que recordar que el único país del continente que manifestó su apoyo incondicional al ataque perpetrado por Colombia a Ecuador, fue precisamente EEUU), sustentado en la falsedad y las falacias de las acusaciones vertidas contra los mandatarios democráticos de la región que significan para él “los nostálgicos del comunismo” (Uribe dixit); frente a una inobjetable incursión militar que invade territorio de otro estado, pone de manifiesto que nada puede esperarse de cierto y deseable de las intenciones manifestadas explícitamente de la llamada “condena contra el terrorismo”. Tampoco puede resultar indiferente que la ayuda militar y económica que EEUU proporciona a Colombia (como parte del Plan Colombia), es el medio diseñado para mantener una pata en una región en un contexto que no le resulta del todo favorable a sus intereses económicos y políticos. E. d., lo deseable a los intereses del Imperio hubiera sido la resolución bélica del conflicto entre Ecuador y Colombia; solo en ese contexto hubiera encontrado la excusa necesaria para intervenir militarmente y desestabilizar el proceso político de integración, que viene dándose (con tremendas dificultades, sabotajes al interior de los estados, y bombardeo periodístico cipayo, escudado en la libertad de información) entre los gobiernos de Brasil, Argentina, Venezuela, Bolivia, Paraguay, Ecuador, Chile y Uruguay.
Sobre la posibilidad de una guerra en el continente americano, entre el “norte y el sur” (como lo vaticina Hegel en 1838), se puede especular que tal situación puede producirse en el curso de los próximos años. El resultado de la cumbre del Grupo de Río en la República Dominicana, evitó que esto sucediera en las proximidades de marzo de este año, pero no eliminó completamente esa amenaza. La necesidad del Imperio de proveerse de más recursos, indispensables para el mantenimiento de la complejidad de factores que requiere, hace al sur del continente americano apetecible a sus intereses ya que cuenta con los recursos necesarios para proveer de insumos, materias primas y ambientales para supervivencia del imperio como no hay en otras regiones del planeta. La experiencia histórica nos remite a la idea que ningún Imperio se retira de manera indiferente, sin antes probar todos los recursos con los que cuenta para mantener su hegemonía y su poderío aunque le fuera necesario recurrir, sin ninguna clase de escrúpulos, al uso de la fuerza más irracional.
La probabilidad de que el capitalismo, en esta etapa, se encuentre en un proceso de reformulación de sus estructuras no es del todo verificable por la proximidad de los acontecimientos que suceden en este proceso. Pero, así como habíamos supuesto previamente la decadencia del Imperio estadounidense, también podemos especular sobre la necesidad que el capitalismo tiene de encontrar una nueva localización del centro del Imperio, como ha sucedido en diferentes etapas históricas con los anteriores Imperios. Podemos pensar este período histórico como el que en el siglo pasado transcurrió durante el período de entreguerras, donde no es descabellado pensar que el centro del nuevo imperio, pudo haber sido tanto Alemania como lo fue luego EEUU, o como aquel en que ha dado lugar la decadencia del imperio español a manos del inglés, y la decadencia del inglés a manos del estadounidense.
A manera de Conclusión
La suerte de integración en curso de los estados sudamericanos (ya dicho, con muchísimas dificultades), en base a la cooperación y la intención de tratar temas estratégicos (sobre todo en el cono sur) como el de la problemática de los recursos energéticos, la alimentación, el medio ambiente, el agua, y los derechos de los pueblos y las diversidades frente a actos de lesa humanidad, y la solución de los diferendos en torno a la multi lateralidad, permite especular que tales acontecimientos no sean del agrado del Imperio encarnado por EEUU y los capitales transnacionales. La revalorización de la discusión política y del rol del estado que se puede verificar en los intentos llevados adelante por las administraciones de los gobiernos en Sudamérica, hacen pensar en que el Imperio recurrirá a los más extraordinarios artilugios para abortar la posibilidad de emergencia del sur del continente, postergado y sujeto a las necesidades de cada Imperio que existió en la historia de occidente.
En este marco, el proceso protagonizado por el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, es un obstáculo significativo a los planes del Imperio, por dos razones fundamentales, la primera, que el mismo cuenta con el capital de haber sido elegido democráticamente en dos oportunidades, fue ratificado en el referendum revocatorio de su mandato convocado por él mismo, no puede atribuírsele ninguna violación a los derechos humanos, como asesinatos, encarcelamientos o medidas que pongan en duda las instituciones del estado de derecho. Sin embargo, aún con todas estas acciones, es saboteado desde los medios de comunicación del Imperio, sufrió de un golpe de Estado en el año 2002, y no tomó ninguna medida que no fuera en el marco de la justicia. Puede decirse que en esta descripción de virtudes se omite, la no renovación de la concesión televisiva de RCTV, pero solo como corolario, puede decirse que la medida no violó ningún derecho a la información, pues no fue ni una clausura, ni una prohibición, ni una censura, está en manos de los estados, al vencerse una concesión de un servicio (cualquiera sea), el renovarlo o no sin la necesidad que medien razones para ello; sin embargo en este caso hubo pruebas concretas que vinculaba a directivos y trabajadores del canal con el golpe de estado del cual fue víctima el presidente Hugo Chávez en el año 2002, y solo esto lo hubiera habilitado a recurrir a la justicia para que no solo pierdan la concesión, sino que también terminaran encarcelados, cosa, esto último, que no sucedió.
En la misma dirección, en la actualidad, el presidente de Venezuela, representa para el Imperio un peligro aún mayor de lo que habría podido representar Fidel Castro hace veinte años atrás, o las FARC actualmente, ya que todavía cuenta con un capital político en el interior de su país que lo legitima a construir un consenso con otras naciones que creen en la cooperación de los estados para resolver problemas regionales, y porque está parado sobre una de las cuencas petrolíferas más grandes del plantea.
Es evidente que la cita de Churchill al principio de estas reflexiones, sería aplicable en la actualidad, dirigida al presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, tal como el Imperio considera a sus enemigos; a la confesión de la implacabilidad de sus acciones cuando algún estado, agrupamiento, o sector, o líder, representa un obstáculo para conseguir los objetivos que se propone.
Por otra parte el gran triunfo de esta cumbre Del Grupo de Río, y la celeridad de las respuestas de los/as mandatarios/as de Argentina, México, Brasil, Chile, etc. hicieron posible que en lo inmediato pudieran frustrarse las aspiraciones del Imperio, pero con un agregado importante, haber aislado la doctrina de la “guerra preventiva” a solo dos estados, que “casualmente”, son los únicos en occidente que mantienen el estado de permanente beligerancia.