viernes, 28 de marzo de 2008

Desrefutaciones III

No debe ser sencillo, para un comunicador, tener que elegir el tema que le permita matener una columna diaria, sujeto al marketing editorial que le exige ser el director de un periódico que se jacta de ser independiente y a la vez “progresista y democrático”.

Que mejor entonces, que hablar de un sentido común que habla de una soberbia y más aún, si esta está encarnada en el discurso de un presidente de un país, y peor si esta presidenta es mujer, que exige (como lo hubiera hecho cualquier mandatario legitimado por el voto mayoritario de una ciudadanía) que se respete el interés general por sobre el interés particular de un sector que no se contenta con repartir algo de lo mucho en que fue beneficiado por ese mismo gobierno.

El rescatar una sensación de sentido común construido por un relato hegemonizado por los medios que se esfuerzan significativa y llamativamente en hacer pesar aspectos que desvían el centro de la discusión (que no es el aumento de las retenciones, vamos...; como lo explicité en la entrada anterior) en anécdotas de señoras que cacerolean en la puerta de la residencia presidencial de Olivos con cacerolas Essen; cacerolas que no serán vistas jamás por ninguno de los peones que siguen trabajando en el campo con salarios en negro y por debajo de la línea de pobreza, mientras sus empleadores (patrones) bloquean a toda la ciudadanía el acceso a los alimentos que fundamentan su subsistencia.

De la soberbia de “los que tienen la razón en todo” habla este periodista/comunicador. ¿se supone entonces, que la razón está en otro lado? ¿En la FAA, que se alía a los que protagonizaron y promovieron golpes de estado desde el mismo momento de su fundación? ¿De quién es la responsabilidad de no diferenciar sus discursos de sus acciones reflejadas en sus alianzas?

Este gobierno actuó en absoluta soledad, quizá en esto radique la tan mentada soberbia, pero no es la misma de la que habla Lanata. En lugar de ser visto como un gesto de firmeza de quien está seguro de los pocos instrumentos con que cuenta el estado para redistribuir, luego de un desmantelamiento que destruyó los lazos solidarios reales y simbólicos; se habla de soberbia.

Y nuevamente la falacia, “ellos quieren ser tratados como personas”; los que se ponen a gritar al batir de sus Essen en la puerta de la residencia presidencial: “¡que se vayan!”, “¡andate Cristina!”; mientras quienes se manifiestan en favor del gobierno, ni siquiera merecen ser tratados ya como piqueteros porque, en definitiva, ahora los piqueteros son los blancos; Para Lanata y el periodismo independiente ahora aquellos son “La Patota”.

El desplegar un error como el de Picasa suele ser el elemento que utilizan quienes ya no cuentan con fundamentos para la discusión política. Nunca nada nuevo, sino una flaqueza del otro, símbolo de debilidad propia. Montarse en una impresición para descalificar el conjunto de lo expresado, contribuye a seguir manteniendo la ubicación simbólica de “los neutros” que “quieren ser tratados como personas”, o “ser escuchados”.

Y resulta violencia hoy, no es desabastecer, es la ejercida “ por los cabecitas negras que se lavan los pies en la fuente”. Porque parece que para Lanata, por el solo hecho de estar en el siglo veintiuno, ya no hay cabecitas negras; sí están aquellos que al son de sus Essen “quieren ser escuchados”.

Probablemente Lanata, de haber sido contemporáneo de Evita, también la hubiera calificado de soberbia. Pero esto último ya no forma parte de la realidad, solo ficción.

Desrefutaciones II

Nada más apropiado para la columna de Lanata del diario Crítica del día 26 de Marzo del 2008, como para ubicarla en “opinión”.
Como tal, se arroga el derecho de la realidad, descalificando la apreciación de relato, usado por CFK, como si el de él no lo fuera. Todo
elemento discursivo contiene un relato, y solo para ilustrar, un párrafo de Darcy Ribeiro:

Esta posición comprometida no es más que explicar los fines a los que deseamos servir y de los objetivos que buscamos alcanzar. La imparcialidad, en este caso, sería un escamoteo malicioso, como el de aquellos que no pueden confesar sus lealtades; o ingenuo, como los de quienes no indagan por sí mismos los intereses que sirven.
El compromiso explícito sólo se opone, por lo tanto, al compromiso implícito y conduce de hecho a una objetividad mayor, porque explicita todos los elementos puestos en acción en el proceso de análisis incluso, las motivaciones del autor.”

Si bien las responsabilidades no son comparables, contienen la importancia suficiente como para incidir en el direccionamiento de la resultante de un acontecimiento. Los acontecimientos, leídos por sí solos, nunca reflejan la dimensión de lo que se juega y es en esta u otra manera de leerlos, en que se refleja el relato. El relato es lo que condiciona el discurso y en el discurso se va (siempre) a agradar a unos y desagradar a otros. Y finalmente, es el relato (no el discurso) el lugar solidario que se ocupa.

Es ese lugar el que determina la responsabilidad de quien desarrolla un discurso.

El hecho en sí mismo es uno más (quizá de los más problemáticos) con los que se ha enfrentado, o deba enfrentarse, la administración Kirchner, pero se debe destacar (aunque se lo quiera simplificar) que contienen los relatos que Lanata (agudo observador) pudo leer y transcribir.

Reducir el discurso (como hace al final de su “opinión) a un mero problema de balances económicos, también ubica a quien lo emite. Y en el discurso centrado en una discusión de ganar o perder ocho puntos más o menos de las retenciones , el relato emanado de los protagonistas de los hechos, tiene como eje predominante el cuestionamiento a la intervención del estado en la regulación de las actividades privadas, en definitiva: quién decide y quién manda (¿por qué no hablamos del poder?). Consecuentemente, hasta cabría dudar de la intención cierta de que quien emite la “opinión”, tenga intenciones de aumir una posición que pueda desagradar a algunos, (reservándose la amistad de todos los protagonistas para el futuro) eludiendo el juego para no perder.

Un gobierno no tienen esa chance, está obligado a jugar, y hasta forzado a perder. Y quien pierde, no es solo un gobierno.

Siempre que se toma una posición, se ubica en un lugar, se defienden intereses, y tal como dijo Jorge Coscia (en un reportaje televisivo) con motivo de los hechos que originaron estas opiniones (palabras más o palabras menos): la historia finalmente termina contando (la historia oficial solo la cuentan los que ganan) las responsabilidades que implican asumir un relato, aunque más no sea, disfrazado de “opinión”

sábado, 15 de marzo de 2008

Actualidad I

“La caída del Tirano Perón en Argentina es la mejor reparación al orgullo del Imperio y tiene para mí tanta importancia como la victoria de la Segunda Guerra Mundial, y las fuerzas del Imperio Inglés no le darán tregua, cuartel ni descanso en vida, ni tampoco después de muerto”

Winston Churchill, Discurso en la Cámara de los Comunes, 1955

“Por regla general, las palabras del poder no expresan sus actos, sino que los disfrazan, y eso no tiene nada de nuevo. Hace más de un siglo, en la gloriosa batalla Omdurmán, en Sudán, donde Winston Churchill fue cronista y soldado, 48 británicos ofrendaron sus vidas. Además murieron 27.000 salvajes. La Corona Británica llevaba adelante su expansión colonial y la justificaba diciendo: 'Estamos civilizando África a través del comercio'. No decía: 'Estamos comercializando África a través de la civilización'. Y nadie preguntaba a los africanos que opinaban del asunto.”

Eduardo Galeano “El discurso del poder. Las paradojas de la máquina”



Aclaración Importante:

El siguiente texto contiene una imperfección de origen por estar confeccionado en base a especulaciones producto de observaciones realizadas en datos obtenidos de medios periodísticos y carentes de fuentes absolutamente confiables, proporcionadas en muchas oportunidades, por estudios científicos y elementos probatorios de datos precisos.


A las cosas:

Hecha la aclaración pertinente, las dos citas que encabezan este texto son suficientemente demostrativas de la capacidad de los Imperios por tomar lo necesario a sus intereses y provocar las estrategias necesarias a los mismos sin importarle si los mismos son reales, ficticios, inventados o provocados para conseguir los objetivos, que a mediano y/o largo plazo permitan la consecución de sus objetivos para su supervivencia o reemplazo en las diferentes etapas de la evolución de su desarrollo o decadencia.

Los acontecimientos de la primera semana de Marzo del 2008, referida al operativo militar que significó la incursión del ejército de Colombia en territorio de Ecuador, contiene una serie de elementos que pueden ser considerados para un análisis de las hipótesis que permitirían entender los objetivos que se buscaron al proceder en la provocación de estos hechos.

En este contexto, ¿Porqué no sostener que el resultado de la Cumbre del Grupo Río en cuanto a los acontecimientos de la incursión de Colombia en territorio Ecuatoriano, significó una segunda gran derrota del Imperio?

La primera gran derrota, fue manifiesta en la Cumbre de las Américas en Mar del Plata en Noviembre del año 2005 y la segunda, es la que motiva estos párrafos.

La descripción de los innumerables factores en el contexto que rodea la situación, haría que estas especulaciones, excedieran las posibilidades de un texto que pretende presentar un escenario posible. No se pretende establecer un escenario inmutable, como si de un texto científico se tratara, entendiendo a este mismo como una apretada síntesis de relación de elementos que podrían servir para tratar de comprender el fenómeno político que se desarrolla actualmente en la región, más específicamente, el continente americano, del cual el Imperio más poderoso de la historia de la humanidad forma parte.

Para comenzar, hay tres hipótesis que podrían ser formuladas y que solo en tiempos futuros serán pasibles de verificación: El Imperio norteamericano se encuentra en decadencia; la próxima guerra se desarrollará (según el vaticinio de Hegel en 1838) en el continente americano; y, finalmente, el capitalismo se reformula y busca su nueva localización geográfica del recambio, que se produce en la misma etapa histórica (probablemente por medio de una guerra) en que se verifica el declive del imperio de ese período.

Los acontecimientos de la primera semana de Marzo del año 2008, se inscriben dentro de la lógica de estas tres hipótesis.

De los innumerables factores, solo conocidos por expertos en cada materia, que se suman a las informaciones periodísticas y estudios desarrollados (como reza “La decadencia del poder estadounidense” de Immanuel Wallerstein), habría que esperar que la caída del imperio norteamericano se produzca en los próximos años.

En lo hasta ahora escrito (son muy recientes los hechos y poco conocidos los entretelones con mayor detalle), no ha habido unanimidad sobre el resultado parcial de la conclusión del conflicto en la reunión de mandatarios del Grupo Río que, si bien no comienza con el ataque de las Fuerzas Armadas Colombianas a territorio de Ecuador (donde es abatido el segundo Jefe de las FARC), es el proceso de crisis más serio en la región con gobiernos democráticos y marcadamente “populistas” (en la perspectiva de este análisis: populares) desde los conflictos fronterizos protagonizados por gobiernos títeres de los intereses de la predominancia neoliberal, cuyos límites de comienzo y final podrían estar marcados por los acontecimientos del año 2001 en la República Argentina.

Es de destacar que las actuaciones de los presidentes de Ecuador y Venezuela, han protagonizado acciones calificables como poco más que heroicas, dado que, según los datos proporcionados por los medios de comunicación que cubrieron los acontecimientos, desde el punto de vista militar, nada podían hacer estos países contra el segundo ejército más poderoso del hemisferio. La celeridad en la respuesta por parte de estos dos mandatarios, que nada tenían de beligerancia en sus actitudes, sino más bien, entender la necesidad de resolver el conflicto de manera política, hace que ambos mandatarios hayan asumido el riesgo y la vanguardia con un doble peligro: no encontrar en la región el eco suficiente a sus reclamos, y el de quedar expuestos por falta de firmeza y aislamiento; frente a esta última debilidad, la situación conduciría a un deterioro político cuyo resultado repercutiría finalmente en un debilitamiento de su frente interno.

Lejos de ser una bravuconada, desde este punto de vista, la respuesta inmediata dada por el presidente Chávez al enviar tropas a la frontera con Colombia, fue de no tolerar y a través de cualquier medio, enfrentar la imposición de la doctrina de la guerra preventiva (llamada también de “unilateralidad”) de ser necesario de manera testimonial y definitiva. En párrafos siguientes, se verá que esta idea tiene su asidero en el sabotaje del que es víctima permanente el proceso que encabeza en su país y la región, el actual presidente de Venezuela.

A nadie es indiferente que la llamada “Doctrina de la Guerra Preventiva”, puesta en práctica por los EEUU a partir del ataque a World Trade Center en septiembre del año 2001 que postula la incursión militar preventiva de cualquier ataque por la sola sospecha de poder realizarse neutralizándolo con la intervención anticipada, necesita de cualquier excusa que justifique esa intervención, transformándola en un guerra contra “los enemigos” de la democracia, personificados en la vaga categorización de “terroristas”. En concordancia con esto, nada mejor para justificar una intervención militar que una guerra en cualquier lugar que necesite ser realizada para combatir y exterminar a los terroristas que se encuentren en ella, sin que importe significativamente quienes son “los terroristas”, y cuales sean las causales de la aparición y existencia o inexistencia de los mismos.

Al haber resultado (la cumbre del grupo de río) con un desenmascaramiento de las intenciones del representante en la región (el gobierno Colombiano) de los intereses y prácticas del Imperio (hay que recordar que el único país del continente que manifestó su apoyo incondicional al ataque perpetrado por Colombia a Ecuador, fue precisamente EEUU), sustentado en la falsedad y las falacias de las acusaciones vertidas contra los mandatarios democráticos de la región que significan para él “los nostálgicos del comunismo” (Uribe dixit); frente a una inobjetable incursión militar que invade territorio de otro estado, pone de manifiesto que nada puede esperarse de cierto y deseable de las intenciones manifestadas explícitamente de la llamada “condena contra el terrorismo”. Tampoco puede resultar indiferente que la ayuda militar y económica que EEUU proporciona a Colombia (como parte del Plan Colombia), es el medio diseñado para mantener una pata en una región en un contexto que no le resulta del todo favorable a sus intereses económicos y políticos. E. d., lo deseable a los intereses del Imperio hubiera sido la resolución bélica del conflicto entre Ecuador y Colombia; solo en ese contexto hubiera encontrado la excusa necesaria para intervenir militarmente y desestabilizar el proceso político de integración, que viene dándose (con tremendas dificultades, sabotajes al interior de los estados, y bombardeo periodístico cipayo, escudado en la libertad de información) entre los gobiernos de Brasil, Argentina, Venezuela, Bolivia, Paraguay, Ecuador, Chile y Uruguay.

Sobre la posibilidad de una guerra en el continente americano, entre el “norte y el sur” (como lo vaticina Hegel en 1838), se puede especular que tal situación puede producirse en el curso de los próximos años. El resultado de la cumbre del Grupo de Río en la República Dominicana, evitó que esto sucediera en las proximidades de marzo de este año, pero no eliminó completamente esa amenaza. La necesidad del Imperio de proveerse de más recursos, indispensables para el mantenimiento de la complejidad de factores que requiere, hace al sur del continente americano apetecible a sus intereses ya que cuenta con los recursos necesarios para proveer de insumos, materias primas y ambientales para supervivencia del imperio como no hay en otras regiones del planeta. La experiencia histórica nos remite a la idea que ningún Imperio se retira de manera indiferente, sin antes probar todos los recursos con los que cuenta para mantener su hegemonía y su poderío aunque le fuera necesario recurrir, sin ninguna clase de escrúpulos, al uso de la fuerza más irracional.

La probabilidad de que el capitalismo, en esta etapa, se encuentre en un proceso de reformulación de sus estructuras no es del todo verificable por la proximidad de los acontecimientos que suceden en este proceso. Pero, así como habíamos supuesto previamente la decadencia del Imperio estadounidense, también podemos especular sobre la necesidad que el capitalismo tiene de encontrar una nueva localización del centro del Imperio, como ha sucedido en diferentes etapas históricas con los anteriores Imperios. Podemos pensar este período histórico como el que en el siglo pasado transcurrió durante el período de entreguerras, donde no es descabellado pensar que el centro del nuevo imperio, pudo haber sido tanto Alemania como lo fue luego EEUU, o como aquel en que ha dado lugar la decadencia del imperio español a manos del inglés, y la decadencia del inglés a manos del estadounidense.


A manera de Conclusión

La suerte de integración en curso de los estados sudamericanos (ya dicho, con muchísimas dificultades), en base a la cooperación y la intención de tratar temas estratégicos (sobre todo en el cono sur) como el de la problemática de los recursos energéticos, la alimentación, el medio ambiente, el agua, y los derechos de los pueblos y las diversidades frente a actos de lesa humanidad, y la solución de los diferendos en torno a la multi lateralidad, permite especular que tales acontecimientos no sean del agrado del Imperio encarnado por EEUU y los capitales transnacionales. La revalorización de la discusión política y del rol del estado que se puede verificar en los intentos llevados adelante por las administraciones de los gobiernos en Sudamérica, hacen pensar en que el Imperio recurrirá a los más extraordinarios artilugios para abortar la posibilidad de emergencia del sur del continente, postergado y sujeto a las necesidades de cada Imperio que existió en la historia de occidente.

En este marco, el proceso protagonizado por el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, es un obstáculo significativo a los planes del Imperio, por dos razones fundamentales, la primera, que el mismo cuenta con el capital de haber sido elegido democráticamente en dos oportunidades, fue ratificado en el referendum revocatorio de su mandato convocado por él mismo, no puede atribuírsele ninguna violación a los derechos humanos, como asesinatos, encarcelamientos o medidas que pongan en duda las instituciones del estado de derecho. Sin embargo, aún con todas estas acciones, es saboteado desde los medios de comunicación del Imperio, sufrió de un golpe de Estado en el año 2002, y no tomó ninguna medida que no fuera en el marco de la justicia. Puede decirse que en esta descripción de virtudes se omite, la no renovación de la concesión televisiva de RCTV, pero solo como corolario, puede decirse que la medida no violó ningún derecho a la información, pues no fue ni una clausura, ni una prohibición, ni una censura, está en manos de los estados, al vencerse una concesión de un servicio (cualquiera sea), el renovarlo o no sin la necesidad que medien razones para ello; sin embargo en este caso hubo pruebas concretas que vinculaba a directivos y trabajadores del canal con el golpe de estado del cual fue víctima el presidente Hugo Chávez en el año 2002, y solo esto lo hubiera habilitado a recurrir a la justicia para que no solo pierdan la concesión, sino que también terminaran encarcelados, cosa, esto último, que no sucedió.

En la misma dirección, en la actualidad, el presidente de Venezuela, representa para el Imperio un peligro aún mayor de lo que habría podido representar Fidel Castro hace veinte años atrás, o las FARC actualmente, ya que todavía cuenta con un capital político en el interior de su país que lo legitima a construir un consenso con otras naciones que creen en la cooperación de los estados para resolver problemas regionales, y porque está parado sobre una de las cuencas petrolíferas más grandes del plantea.

Es evidente que la cita de Churchill al principio de estas reflexiones, sería aplicable en la actualidad, dirigida al presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, tal como el Imperio considera a sus enemigos; a la confesión de la implacabilidad de sus acciones cuando algún estado, agrupamiento, o sector, o líder, representa un obstáculo para conseguir los objetivos que se propone.

Por otra parte el gran triunfo de esta cumbre Del Grupo de Río, y la celeridad de las respuestas de los/as mandatarios/as de Argentina, México, Brasil, Chile, etc. hicieron posible que en lo inmediato pudieran frustrarse las aspiraciones del Imperio, pero con un agregado importante, haber aislado la doctrina de la “guerra preventiva” a solo dos estados, que “casualmente”, son los únicos en occidente que mantienen el estado de permanente beligerancia.