¿Qué es la voz?
Vengo a preguntar ¿qué es la voz?. ¿Será, acaso, apenas un sonido con el cual solo puede escucharse lo que se dice? ¿Y si no existe el oyente?. Y si acaso existe, ¿estará escuchando lo que nosotros decimos? Quizá la única confirmación que tengamos sea el eco. Ese sonido devuelto. Muy devaluado en ciertos lugares. Pensado como repetición del sonido de la voz de uno. Acaso, cada respuesta, ¿no es un eco, aunque sea dicha por los otros? Por una pared,. Un pavimento. También por un árbol o por un pájaro, y porqué no, por un auto, un camión o colectivo.
Y, aunque lo que diga el otro sea un grito de respuesta a un susurro, sea un susurro, un llanto o una sonrisa, en respuesta a un grito. ¿Porqué no creer que el eco es la propia voz dicha por el otro? O el silencio de una pared sin ventanas, que nos mira impávida en nuestra desesperación urbana. La desesperación, quizá sea eso, lo urbano. Se nos viene encima con su regimiento de artefactos y cemento, que nos interpela de nuestra soledad.
Esa voz dicha por nosotros y emitida por otra boca. La del radiador del camión o del colectivo que nos ruge en nuestro oído.
Sin embargo, yo no sé hablar. Solo hablo de mis características y de aquellos lugares que transité, y que exhibo como galones, y me quedo en la espera que se me elogie y se me admire, por lo que no digo ahora. Ya no hablo. No tengo voz, estoy mudo. De una mudez espantada de mi caída. Pero hay quienes no me dejan. Y me besan. Y me acarician. Quizá sea eso lo que me queda. Que nos queda a todos.
Esa caricia, de esa voz que a los gritos, nos piden que veamos el sol que nos rodea. Que lo toquemos en su tibieza. Esa voz emitida por otra boca. Que nos dice de nosotros mismos; dicha por nosotros mismos, a través de los otros. Con otro timbre, volumen y registro. Totalmente distintos. Además, cuando el otro emite sonido, ¿Qué nos dice? Ya lo sé. Nos dice lo que nosotros mismos, hacía un instante, habíamos dicho, y que es devuelta en forma de eco.
El silencio. También es un eco. Cualquier sonido que se emita desde uno, puede ser tan silencioso, que es devuelto por el otro en silencio.
Quizá sea el momento de escuchar el silencio de uno mismo. Cuando uno habla, quizá este hablando en silencio. Esa también es la voz. Tanto, que el eco tampoco puede ser escuchado, porque es silencioso.
Sin embargo, el tiempo que dura lo que se dice, no tiene la duración del eco. En la música, quizá, el silencio tenga una duración infinita entre una nota y otra. También es tocado, debe ser escuchado y sentido. Quizá, también, sea el silencio de la voz lo más importante del sonido. Porque, aún el grito, es una palabra con significado, también puede ser silencioso. En cambio, el silencio, busca ser llenado de nada. Solo está siendo. Es lo no hecho aún. Es lo potencial. Lo que aún no existe y se perfila. Lo que estamos por decir.
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